La fiscalidad responsable, en la agenda

Seis años han transcurrido desde la publicación del primer dosier ‘Contribución y transparencia. Informe sobre transparencia de la responsabilidad fiscal de las empresas del IBEX 35’.

Durante estos seis años hemos sido testigos de sucesos y cambios importantes a nivel internacional, como la filtración de los Papeles de Panamá, que situó los temas de evasión fiscal en el foco de la opinión pública gracias a la acción coordinada de 109 medios de comunicación liderados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, o las actualizaciones y lineamientos de la iniciativa BEPS impulsada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre fiscalidad de las multinacionales.

Estos y otros sucesos han contribuido a situar la ‘fiscalidad responsable’ en la agenda de las grandes empresas y han dado origen a diversas iniciativas para impulsar la selección y difusión de buenas prácticas en este campo.

Sin ánimo de ser exhaustivos, cabe mencionar los Principios de Fiscalidad Responsable B-Team, impulsados por un grupo de compañías multinacionales comprometidas con las buenas prácticas fiscales, o las nuevas directrices y recomendaciones publicadas el 5 de diciembre de 2019 por el GRI sobre contribución fiscal y sostenibilidad de las políticas fiscales (el denominado GRI 207).

También han surgido distintas iniciativas legales y voluntarias en nuestro país, entre las que destacan el acuerdo entre la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) y las empresas sobre el reforzamiento de las buenas prácticas de transparencia fiscal, que se plasmó en el ‘Informe Anual de Transparencia Fiscal para empresas adheridas al CBPT (Código de Buenas Prácticas Tributarias)’, o la aprobación de la Ley 11/2018, de 28 de diciembre, sobre materia de información no financiera y diversidad, que incluye, entre la información que las empresas deben facilitar, algunas cuestiones relacionadas con la información fiscal.

Sin duda, todos estos cambios e iniciativas han contribuido al significativo avance que las empresas analizadas han experimentado en relación con la información y la rendición de cuentas sobre el cumplimiento de su responsabilidad fiscal.



Buena prueba de ello es el importante descenso que se ha producido en el porcentaje de empresas calificadas de opacas desde la publicación de nuestro primer informe hasta la publicación del presente: del 86% de empresas opacas hemos pasado a poco más del 10%.

Este dato también se puede interpretar concluyendo que el 90% de las empresas del índice obtiene un aprobado en materia de transparencia sobre fiscalidad responsable.

Se trata de un resultado global muy positivo, aunque se refiera a una muestra pequeña de empresas españolas, debido a la trascendencia y el impacto de estas compañías. Aunque no hemos analizado muestras similares de empresas en otros países, para comparar cómo informan sobre la fiscalidad responsable, sí estamos en condiciones de afirmar que, el grupo de empresas calificadas de transparentes en este informe van muy por delante del resto de las empresas de los países de la OCDE en las prácticas de transparencia sobre fiscalidad responsable.

En el informe Contribución y transparencia, del que soy coautor junto a Cuca Sacristán, hemos recogido algunas buenas prácticas de transparencia sobre fiscalidad responsable que muestran cómo algunas empresas van por delante señalando el camino a las demás y confirmando que el compromiso con la transparencia constituye un proceso de mejora continua.

Es importante que las empresas españolas no bajen la guardia abandonando su papel de liderazgo en el área de la fiscalidad responsable. Por esa razón resultan críticos informes como el actual, que examinan y miden anualmente los progresos de las empresas líderes generando incentivos para el progreso colectivo.

Pero además de este informe es importante que las empresas y la administración tributaria sigan profundizando en las prácticas y canales de colaboración recíproca que han venido desarrollando en estos últimos años. Generar y construir confianza es un camino difícil y largo, pero una vez construido se avanza a gran velocidad.

España, foro de grandes empresas y agencia tributaria, ha sido también pionera en este campo y debe continuar y profundizar en este camino.

La exigencia de colaborar resulta especialmente relevante en las circunstancias actuales. Los retos que plantean la fiscalidad internacional y la conveniencia de armonizar los marcos legales hacen más necesario que nunca esa colaboración recíproca basada en la transparencia y la buena fe.

Junto a la necesaria colaboración entre las empresas y la administración tributaria, es preciso que los órganos de gobierno de las empresas vayan asumiendo más compromisos en sus deberes de supervisión sobre todas las cuestiones relacionadas con la fiscalidad responsable.

Como se desprende del informe, las principales diferencias en las empresas analizadas no tienen su origen en las prácticas impulsadas por los responsables del área fiscal, que en la gran mayoría de los casos muestran unos estándares de calidad muy altos, sino en la actividad del órgano de gobierno y, más concretamente, en la actividad de la comisión de auditoría y control.

En este punto es donde se advierten mayores diferencias. No resulta casual que las empresas mejor calificadas globalmente sean aquellas en las que el comité, o comisión de auditoría, ha tenido un papel más activo, tanto en su dedicación como en sus prácticas de rendición de cuentas.

No quiero terminar sin dejar de felicitar a las empresas por el progreso realizado en estos últimos seis años, así como por la favorable acogida que han mostrado a muchas de las recomendaciones reflejadas en estos informes de la Fundación Haz que dirijo.

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